Como la gota de agua que llena un vaso, cada día es como una gota que llena nuestro propio vaso de vida.
El día que nacemos es cuando cae la primera grandiosa gota en nuestro vaso; y el día en que partimos es cuando por fin se rebosa dicho vaso, después de haber llegado al tope.
En algunos casos, nuestros vasos son miniaturas, llenándose en muy poco tiempo. En otros, son enormes llenándose día tras día y año tras año hasta por fin desbordarse en una cascada espectacular marcando nuestro paso al otro lado.
Cualquiera sea el caso, cada día llena nuestro vaso. Aunque cada gota puede parecer insignificante, lo cierto es que cada una es sumamente importante. Días llenos de amor y buena intención llenan nuestro vaso con un líquido puro y cristalino. Al contrario, días llenos de odio y mala intención agregan gotas de una sustancia turbia y tóxica. Quizás una o dos gotas a simple vista parecieran no tener mucho efecto, pero dependiendo de su grado de toxicidad, es posible que contaminen el resto del vaso.
Si estamos contentos con nuestro vaso y su contenido, sólo nos queda seguir adelante como vamos. En caso contrario, la buena noticia es que siempre podemos vaciar el líquido que tenemos por dentro, limpiar el vaso, secarlo y comenzar de nuevo.
Quienes pretenden “tratar” el agua contaminada de su vaso agregando nuevas y buenas gotas sin primero sacar las malas, generalmente fracasan en el intento. A veces es necesario eliminar lo tóxico antes de agregar lo bueno.
¿Ves la vida como un vaso?
¿Has pensando cómo son las gotas en el contenido del tuyo?
¿Son puras y cristalinas o más bien turbias y teñidas?
¿Tus gotas son dignas de ser recordadas y compartidas, o sería mejor vaciar el vaso y comenzar de nuevo?
Somos responsables por las gotas que llenan la existencia de nuestro ser. Nuestras acciones diarias determinan la calidad y pureza del líquido en nuestro vaso. Cada gota tiene la capacidad de agregar o restar valor. Podemos estar pendientes de cada una de las gotas que agregamos, y así mejorar la calidad de nuestra vida.
Nuestro vaso de vida será testimonio de quienes fuimos. Las gotas de amor que destilamos serán las que luego desbordarán nuestro vaso siendo un manantial de bienestar digno de ser recordado por las generaciones futuras.
¿Cómo vas con tu vaso de vida?
∞ Rob McBride ∞
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