¿Cuál es el valor de la experiencia?
La experiencia puede ser un arma de doble filo. Cuando no tenemos experiencia podemos pensar que debemos esperar a tomar acción hasta que tengamos experiencia y de esta manera intentar a lograr lo que más deseamos. Por otra parte, si ya tenemos mucha experiencia, podemos pensar que ya “sabemos todo” y que no hace falta aprender y arriesgar en mejorar nuestra forma de vivir o trabajar. Cualquiera de estas dos maneras de pensar es peligrosa.
Lo más importante en cualquier situación no es la experiencia que podamos o no tener, sino nuestra capacidad de tomar acción, sabiendo que a pesar de nuestro mejor esfuerzo vamos a fracasar de vez en cuando. Es interesante que entre más intentemos y fracasemos, mayor va a ser nuestro éxito. Muchos conocemos el cuento de Thomas Alva Edison y todos hemos disfrutado de sus invenciones. Realizó más de 2.000 intentos hasta por fin logró inventar el bombillo. Un reportero le preguntó como se sentía después de haber fracasado 2.000 veces. Edison le contestó que había aprendido 2.000 mil maneras diferentes de No hacer un bombillo que funcionara. La experiencia en si es importante pero mucho más importante es lo que aprendemos de todo lo que enfrentamos mientras obtenemos experiencia.
Pensemos por un momento en la primera vez que vemos o conocemos a una persona que nos atrae. Nuestro corazón palpita más fuerte y empezamos a sudar. Surge la pregunta, “¿Cómo puedo acercarme a esa persona para saber si quiere salir conmigo?” Decimos a nuestros amigos de nuestro nuevo amor y nos dicen, “Anda, ¿vas a arrugar?” En algunos casos, a pesar de las sugerencias y provocaciones de nuestros amigos, no hacemos nada. Pensamos que la persona nos va a rechazar y “arrugamos” frente a la situación. En otros casos hacemos avances a pesar de las posibles consecuencias y/o falta de experiencia. De esta manera, vamos obteniendo más confianza y experiencia a través de los intentos. Eso sí, para obtener la experiencia tenemos que arriesgarnos a fracasar. Vemos los resultados de todos los éxitos en este juego de amor. ¡Han provocado un incremento vertiginoso en la natalidad y la población del planeta tierra!
Desde que nacemos aprendemos que la palabra “no” es mala. Un estudio científico encontró que un niño escucha la palabra “no” aproximadamente 100.000 veces desde que nace hasta los 8 años. Asimilamos rápidamente que debemos evitar que nos digan “no” y lograr que nos digan “si”. Mientras que esto es sentido común, no funciona en la vida real. Para lograr nuestros objetivos en la vida, tenemos que estar dispuesto a fracasar. Dispuesto a que las personas nos digan que “no”.
Recordemos lo siguiente:
1) El fracaso es un evento; no una persona. Cada vez que intentamos hacer algo sin obtener el resultado que deseamos, debemos preguntarnos, “¿Qué puedo aprender con lo que acaba de pasar?”
2) Las personas que logran grandes hazañas en la vida no son las personas que nunca se equivocan sino los que se equivocan y aprenden de sus errores.
El efecto de la experiencia sobre nuestra confianza es significativo. Entre más experiencia tenemos, más preparados estaremos a enfrentar cualquier situación. Si enfrentamos los desafíos y buscamos soluciones a los retos de la vida, obtendremos la experiencia que nos señale el camino a alcanzar nuestros sueños en la vida.
∞ Rob McBride ∞
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