ENCIENDE la vida.
Detente, mira y escucha al mundo que te rodea, hay tanto que ver, sentir y experimentar.
¿Has notado cómo nuestros teléfonos son tan insistentes en darnos notificaciones?
Vienen a nosotros de muchas diferentes formas, cada una diseñada para llevarnos a un lugar diferente y, a menudo, en una dirección diferente. Las telecomunicaciones y las redes sociales se han convertido en un almacén de información, donde nosotros somos la mercancía. Somos desglosados, categorizados y empaquetados en cómodas cajas, listos para ser utilizados en una campaña publicitaria.
Hoy en día podemos estar hablando de algo un minuto y en un instante estar recibiendo un anuncio para comprarlo. ¡El Gran Hermano está mirando! George Orwell no estaba muy lejos con algunas de sus predicciones, excepto que en lugar de ser monitoreado para ser recompensado o castigado; nuestros hábitos y movimientos están siendo rastreados para vendernos cualquier cosa. Dondequiera que miremos hay algo más para comprar, una nueva promoción, una nueva idea o un enfoque diferente.
Quizás esto no sea algo malo, después de todo, si nos venden lo que queremos, quizás nos ahorre tiempo. Sin embargo, a veces parece que lo electrónico de nuestro mundo puede llegar a ser demasiado. Estamos constantemente inundados de ofertas para comprar algo o hacer una nueva inversión. Entre la radio, la televisión, los teléfonos y las vallas publicitarias, somos bombardeados con ofertas, cada una compitiendo por nuestra atención y, en última instancia, deseando nuestro dinero o participación en algo.
Si bien es difícil apagar el aluvión visual de información a medida que avanzamos en nuestro camino, podemos controlar nuestra “exposición electrónica”. Podemos tomar control de lo que vemos en el teléfono en vez de ser controlados.
Podemos hacer lo siguiente:
Primero, y lo más importante, simplemente APAGUE todas las notificaciones en tu teléfono, excepto aquellas que son de vital importancia, como pueden ser las llamadas telefónicas. Tan pronto como lo hagas, te garantizo que sentirás una fresca sensación de alivio, libre de las campanas y silbidos que antes te acompañaban en todo momento. En lugar de mirar constantemente al teléfono cada vez que hace un sonido, puedes hacer algo más importante con tu vida que seguir un enlace tras otro que te lleva y te guía.
Mi segunda sugerencia es establecer una parte del día cuando estés ENCENDIDO al mundo y otra en la que estés APAGADO. Me gusta estar encendido de 8 am a 8 pm, ya que la mayoría de lo que tengo que realizar puede ser hecho durante esas horas. De 8 pm a 8 am, a veces tengo el teléfono encendido, pero generalmente me alejo de las redes sociales y los mensajes, utilizándolo sólo para escuchar música, tomar fotografías o ver películas.
¿Cuánto tiempo te lleva revisar tus mensajes y las redes sociales por la mañana en tu teléfono?
Si eres como muchas personas, es lo primero que haces. En lugar de comenzar el día con tu teléfono, ¿qué tal comenzar el día leyendo un buen libro, hablando con tu pareja o simplemente tomando una taza de café mientras contemples el amanecer del día?
Esto puede sonar bien, excepto que quizás quieras darle los buenos días a alguien especial en otro lugar del planeta. Si es el caso, ¡házalo! Quizás incluso puedas tomar una “taza de café” virtual con ellos. Enciende el teléfono, llámalo o inclusive haz una llamada por video si es posible. Pero después de hacerlo, ¿hay algo más que puedas hacer en lugar de pasar por las interminables historias, publicaciones, tweets y correos electrónicos que se han convertido en una parte tan importante de nuestras vidas?
A menos que tengas alguna información vital que estés esperando a primera hora de la mañana, ¿qué tal si le des un descanso a la mente por un rato antes de encender el teléfono, decidiendo tú, cuando quieres comenzar tu “día electrónico”, en lugar de hacerlo automáticamente al despertar?
Nuestros teléfonos son vitales para mucho que hacemos y debemos utilizarlos para ser más productivos, pero sin que nos usen. En lugar de dejar que sean ellos los que dicten cuánto tiempo les dedicamos y qué hacemos con ellos; que seamos nosotros los maestros en lugar de los esclavos. En vez de levantar automáticamente el teléfono cada cierto tiempo para ver que ocurrió en el mundo después del último sonido, puedes decidir cuándo tomarlo y cuánto tiempo dedicarle.
Hay mucho que ver, sentir y experimentar en el mundo que nos rodea. Es imposible ser apreciada de la misma manera a través de una pequeña pantalla en un dispositivo móvil. Tómate el tiempo para detenerte, mirar y escuchar al mundo que te rodea APAGANDO las notificaciones y ENCENDIENDO la vida.
∞ Rob McBride ∞
30 dic 2020
LL V 8