Lunar Letter / Un Deseo Ardiente

Tener un deseo ardiente es la mejor manera de lograr nuestros objetivos y convertir nuestros sueños en realidad.

¿Por qué nos levantamos cada día?

¿Qué es lo que nos impulsa a hacer lo que hacemos?

Si la respuesta a estas preguntas es clara y concisa, lo más cierto es que tenemos un deseo ardiente bien definido que sirve como brújula que nos orienta para lograr nuestros objetivos. Por lo contrario, si la respuesta carece de un porqué contundente, podemos orientarnos y definir nuestro deseo ardiente.

Para los que han seguido mis escritos, saben que la idea de un deseo ardiente es uno que incorporo en mucho de mi trabajo. Vi por primera vez la idea de un Deseo Ardiente hace unos veinte años en el libro clásico de Napoleón Hill, Piensa y Hágase Rico. Como es el caso de muchas cosas en nuestra vida, la idea comenzó como una semilla que me llamó la atención. Mientras leía el libro años después, la idea comenzó a tomar forma.

El 13 de diciembre de 2001, la idea expandió y las raíces que darán estabilidad y forma a mi propio deseo ardiente comenzaron a sujetarse. La tierra, que a través de mi propia experiencia de vida, por fin estaba suficientemente fértil para dar sustancia a la semilla que se sembró hace muchos años.

El trabajo de Napoleón Hill es la culminación de entrevistas con las personas más exitosas de su época. En pocas palabras el sugiere que primero determinemos qué es lo que más deseamos y qué estamos dispuestos a hacer para recibirlo tal que no es posible recibir algo sin dar algo a cambio. Luego se especifica una fecha y un plan concreto para lograr nuestro deseo seguido con un plan de acción para comenzar de una vez. Finalmente sugiere que escribamos nuestro deseo ardiente de manera concisa y concreta acompañado con la lectura del escrito en voz alta por lo menos dos veces al día para integrar la idea en nuestro ser.

Cuando definimos nuestro propio deseo ardiente en la vida, creamos el camino más seguro para lograr lo que más deseamos. Mientras que nuestros objetivos y metas pueden ser “cosas,” un deseo ardiente suele ser “algo” que se relaciona con ser útil a los demás.

Es importante tomar tiempo para reflexionar sobre nuestro propio deseo ardiente. Cuando no tenemos ningún objetivo, cualquier camino nos llevara a nuestro destino. Con demasiada frecuencia llegamos a destinos desconocidos porque no hemos invertido el tiempo para definir nuestra dirección. Crear y creer en nuestro deseo ardiente es el paso más importante que podemos tomar para asegurar que vivamos una vida de intensidad e intención.

∞ Rob McBride ∞
LL II 13

 

Lunar Letter / En la Lucha por la Locha

Las palabras que penetran nuestro pensamiento dirigen nuestra dirección. En Venezuela, el dicho “En la Lucha por la Locha” es común y quiere decir que estamos trabajando duro para ganar poco dinero. Por las calles y los pasillos de las oficinas en Venezuela y del mundo estoy seguro que esta frase, y otras parecidas, se repiten miles de veces al día. Por más folclórico y rítmico que suene la frase, el mensaje subliminal que suministra es devastador.

A menos que seamos un boxeador, una “lucha” no es una buena forma de ganarse la vida. Implica algo arduo, difícil e incluso peligroso. Aunque no siempre es fácil ganarse la vida, tampoco debería ser algo tan dificultoso. De hecho miles de millones de personas sobreviven todos los días en actividades económicas muy diversas y son pocos los que se mueren a cause de esta “lucha.” Si bien es cierto y lamentable que hay personas en el mundo que se mueren del hambre, normalmente no son las que están trabajando para ganarse la vida.

“La Locha,” que representa 12 ½ céntimos de un bolívar, pasó a ser historia hace muchos años aunque se ha comentado que va a regresar. “Luchar” duro por 12 ½ céntimos de cualquier moneda, bien sea bolívares, dólares, euros o cualquier otra moneda del mundo ¡no suena muy atractivo! Si vamos a trabajar, sería mejor que fuéramos bien remunerados.

“Es solamente un dicho,” puedes estar pensando. Aunque sea solo un dicho, igual que otras pequeñeces en la vida, a la larga tiene un impacto importante. Una gotera en un baño no hace mucho daño en poco tiempo. Durante un día entero podría inundar una buena parte de la casa causando muchas molestias.

De la misma manera, las palabras que utilizamos en nuestro día a día moldean nuestra realidad. Decidir resolver un “desafío” es distinto que padecer de un “problema.” Hacer nuestro “mejor esfuerzo” es diferente que “intentar” a hacer algo. Decir que nuestra pareja es maravillosa “pero” le falta mucho no es lo mismo que decir que nuestra pareja es maravillosa “y” tiene la capacidad de mejorar.

Un proverbio chino dice, “Las palabras son las llaves del corazón.” Son las cosas pequeñas que hacen una gran diferencia en la vida. Nuestro camino suele ser el resultado de acontecimientos que en su momento podrían parecer insignificantes. Cuando alimentamos nuestra mente con palabras poderosas creando el mundo que queremos, logramos lo que para los demás podría ser solo un sueño.

∞ Rob McBride ∞
LL II 12

 

Lunar Letter / El Efecto Bumerang

Haz el bien y no mires a quien. Muchos sabemos este refrán aunque ponerlo en práctica no siempre es tan fácil.

Nuestros instintos tienen un solo objetivo, reproducirse y seguir existiendo. Frecuentemente, este deseo de colocar nuestras necesidades primero es imprescindible para sobrevivir. Un león en la selva que deja que los otros leones coman primero no va a durar por mucho tiempo y pronto será historia. Aún así, no vivimos en la selva y ¡tampoco somos leones!

Como seres humanos tenemos el don de una mente maravillosa que nos permite analizar y pensar en distintas alternativas. La persona que sólo piensa en sí mismo puede lograr mucho a costa de los demás. Aún así, es probable que viva una vida vacía y carente de lo más bonito que ofrece la vida.

Afortunadamente, hay otra manera de lograr todo lo que nosotros queremos. Esto incluye dinero, fama, relaciones y cualquier otra cosa material o emocional. La clave es ser útil a los demás. Es una ley que tarde o temprano nunca falla, cuando nosotros damos, recibimos.

Piensa en la analogía de un bumerang. Cuando nosotros lo tiramos, se devuelve. Aunque en teoría esto funciona, para los que han jugado con un bumerang, ¡en la práctica no siempre es así! Si no sabemos tirar el bumerang, el resultado puede ser indeseado. Si lo tiramos mal puede ser que rompa un vidrio o le pegue a alguien en la cabeza. Cuando aprendemos a manejar el bumerang, podemos mejorar los resultados.

En muchos casos damos bien o mal sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo. Simplemente forma parte de nuestras acciones diarias y lo hacemos sin intención. En este caso lo más probable es que el bumerang que lancemos llegue a un lugar desconocido porque no sabemos lo que estamos haciendo.

Al contrario, con el pasar del tiempo y la experiencia, es frecuente que demos bien o mal conscientes de lo que estamos haciendo. Sabemos por ejemplo que si recogemos nuestra basura después de estar en un parque que la próxima persona que llegue encontrará un lugar lindo. De la misma forma sabemos que si dejamos la basura, la próxima persona que llegue encontrará un lugar desagradable. También es cierto que existen personas que ni siquiera piensan dos veces en recoger su basura. No actúan necesariamente por ser malos, sino porque no han aprendido otro comportamiento.
Todos somos humanos y todos cometemos errores. ¡Ojala pudiéramos prevenir todos los males que causamos! Los errores que cometemos sin querer no son los más dañinos, sino los que ejecutamos conscientemente que alguien se va a perjudicar por lo que hayamos hecho. Cuando sabemos que estamos haciendo mal, no cabe duda que tarde o temprano regresará el bumerang para pegarnos en la cabeza con toda su fuerza.

De la misma forma, es posible hacer cosas buenas sin darnos cuenta que son buenas. En este caso tiramos el bumerang y llega con un buen efecto a alguien aunque no sea nuestro objetivo. Lo mejor es hacer el bien conscientemente sabiendo que en el camino el bumerang afectará a otros positivamente antes de regresar a nosotros con un impacto positivo.

Las acciones positivas que podemos dar al mundo suelen ser “baratas” y no es necesario gastar mucho dinero o mucho esfuerzo. Aun así, su efecto se multiplica sobre nuestra vida y las de los demás incrementándose exponencialmente. Tirar el bumerang haciendo el bien sin mirar a quien es la mejor forma de recibir algo bueno, barato y bonito.

∞ Rob McBride ∞
LL II 11

 

Lunar Letter / Pachequeando por Ahí

Todos tenemos un don especial que nos permite ser más productivos y felices. Encontrar este don no siempre es fácil y para muchos podría tomar toda la vida. Aún así, vale la pena encaminarnos hacia este don porque cuando lo encontramos, logramos ser más útiles para los demás y para nosotros mismos.

Mi libro Un Don Especial examina este fenómeno y a través de los ojos de su protagonista plantea una manera de enfocar y encontrar nuestro propio don especial. Uno de los personajes del libro se llama “Pacheco.” El cuento de Pacheco se trata de un vigilante que pierde su trabajo y como resultado se ve obligado evaluar lo que hace y cómo lo hace. Esta revisión lo dirige a su propio don especial.

Cuando estaba casi listo para publicar el libro hablaba con el vigilante de mi edificio. Le pregunté, “¿Cómo se llama usted?” Me contestó con una sonrisa, “¡Pacheco, como el vigilante de la televisión!” Los dos nos reímos y como resultado del encuentro, hemos formado una amistad y cambié el nombre de personaje en el libro de Pedro a Pacheco.

Aunque el Pacheco de mi libro tiene que cambiar su oficio para encontrar su don especial, ¡no siempre es así! De hecho el Pacheco que yo conozco hace su trabajo extraordinariamente bien y percibo que si no ha encontrado su propio don especial, ya está en el camino. Además es el camino hacia nuestro destino lo más importante. Como dice Facundo Cabral, “El trayecto suele ser más emocionante que la llegada si es que se puede llegar a una parte.” Pacheco revela a través de sus acciones y su actitud que es así. El otro día le pregunté, “¿Cómo le va, que está haciendo?” Me contestó, “¡Pachequeando por ahí!”

Él siempre está pendiente de lo que acontece, sin pasar el límite de invadir la privacidad de las personas. ¿Cuántas personas hay en el mundo que hace su trabajo simplemente para cobrar el quince y el último? ¡Son millones de personas! Lo peor es que la actitud negativa de estas personas hacia su trabajo y los demás es evidente.

Todos conocemos personas que aman la vida y que hacen su trabajo bien, como también otras que se obstinan con la vida y hacen su trabajo bien mal. Entonces, ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué podemos hacer para ser alguien especial en un millón, en vez de otro del montón?

Podemos buscar este algo que nos apasiona. Este algo que prende un fuego en nuestro interior y que nos da impulso para levantarnos todos los días con energía para enfrentar las dificultades que sin duda vendrán. La vida no es un problema a ser resuelto sino un desafío a ser enfrentado.

Cuando reflexionamos, los acontecimientos sobre los cuales tenemos más orgullo son aquellos que al principio parecieron ser obstáculos sin solución. Cuando logramos superarlos a través de la tenacidad y la perseverancia los convertimos en los cuentos de la vida que representan la base de nuestra existencia.

No es lo que hacemos sino cómo lo hacemos lo más importante. Para encontrar nuestro propio don especial, no es necesario cambiar de trabajo o hacer algo completamente nuevo. Lo mejor es encontrar la manera de implementar nuestro propio don especial en lo que estamos haciendo actualmente. Es imprescindible para cualquier organización contar con personas valiosas y productivas para lograr sus objetivos. Depende de nosotros si escogemos ser parte del problema o parte de la solución.

Veamos el mundo con la curiosidad de un niño y busquemos nuestro propio don especial. Esto nos permitirá disfrutar plenamente de este viaje maravilloso que llamamos vida. Así lograremos vivir una vida intensa que nos dirige a disfrutar cada momento porque al final se va en un instante.

∞ Rob McBride ∞
LL II 10

Lunar Letter / No es el “Qué” sino el “Cómo”

No es el “Qué” sino el “Cómo” lo más importante para disfrutar este camino maravilloso que llamamos vida. Después de 17 años en servicios financieros, el aprendizaje más grande que tuve fue que el dinero no compra la felicidad. Conocí a muchas personas que tenían mucho dinero y un puesto alto que eran muy felices como también había otros en las mismas condiciones que eran los seres más infelices que he conocido. Lo opuesto también es cierto. He conocido a personas con poco dinero y con actividades económicas humildes cuyos estados de ánimo varían entre ser fabulosamente felices e increíblemente infelices.

Cómo hacemos lo que hacemos es lo que determina nuestra felicidad. Uno puede ser barrendero de las calles y con una excelente actitud de vida puede estar feliz y contento. Otros pueden tener un alto cargo, inclusive ser dueños de compañías prestigiosas y ser sumamente infelices. Entonces, ¿cuál es la clave para lograr la felicidad que todos anhelamos?

Quiero aclarar algo. Es mejor tener dinero y ¡preferiblemente mucho! Todos tenemos necesidades que de alguna forma u otra requieren dinero. Aún así, es nuestra actitud hacia lo que tenemos y lo que hacemos lo que hace la diferencia. Algunos tenemos dones para crear dinero y prestigio mientras que otros carecemos de esta capacidad. Es común pensar que es el monto de dinero que tengamos en nuestra cuenta bancaria o nuestro tipo de trabajo lo que crea la felicidad aunque no siempre es así.

Una idea que nos permite ser más felices es utilizar “el balance de la justicia” para analizar nuestra situación. A un lado de una hoja en blanco escribe lo que tienes y al otro lado lo que no tienes. Podemos incluir tanto pertenencias materiales como también elementos espirituales. ¡Este ejercicio destaca el hecho de que ya poseemos abundancia!

Es normal querer más dinero, una mejor casa y mayor tranquilidad económica. Aún así, estos items no son los que siempre nos traen más felicidad. Normalmente, esto tiene que ver más con nuestra visión y actitud hacia el mundo y la vida. Si bien fluctúa nuestro ánimo y nuestra comodidad de un momento al otro, en general los que ven su situación como una simple parte de algo más grande son aquellos que logran mantenerse felices hasta en las situaciones más desafiantes de la vida.

Nuestra interpretación de los acontecimientos del día a día determina nuestra dirección. Si percibimos que el mundo está “en contra de nosotros,” es muy difícil llegar a un estado de ánimo positivo. Al contrario, cuando entendemos que “el mundo” no está ni en nuestra contra ni a nuestro favor podemos ver la situación por lo que es y no por lo que pensamos que sea.

Cuando afirmamos, “Si será, será yo quien lo haga,” tomamos las riendas de nuestro destino. Si bien hay muchos factores que influyen sobre nuestra propia dirección en la vida, al final dependerá de nosotros mismos el estar preparados para aquellos momentos cuando se presenten oportunidades.

Todos conocemos a personas que habitualmente son negativas como también otras que suelen ser positivas en el mismo ambiente y en el mismo trabajo. No es lo que está aconteciendo lo que nos hace felices o infelices sino como interpretamos lo que está ocurriendo. La dinámica de la vida implica que habrá desafíos y desconsuelos en nuestro camino. Él que pretenda o espere que nunca pase nada malo en la vida, asegura una existencia llena de turbulencia y tragedia. Al contrario, aquél que acepta lo que ocurra como una parte natural de la vida tiene con que manejar cualquier situación para seguir adelante con valentía.

Nuestra felicidad depende de como fluimos con lo que poseemos y lo que somos. Todos contamos con una mente maravillosa que puede pintar un cuadro repleto de color y amor. Cuando escogemos ser felices con lo que tenemos y lo que somos creamos un cuento de vida que fluye y no destruye.

∞ Rob McBride ∞
LL II 9

 

Lunar Letter / Desafía la Rutina

Para bien o para mal nuestras rutinas crean nuestro destino. Frecuentemente, pensamos en la rutina como algo monótono e indeseado. Aún así, todos tenemos rutinas y no todas son malas.

Si bien hay ciertas rutinas y costumbres que quisiéramos cambiar, como fumar o comer demasiado, hay otras que nos permiten crecer y mejorar. Recientemente tuve la oportunidad de tomar unas largas vacaciones y me dí cuenta al regresar que había abandonado algunos excelentes hábitos de ejercicio. Retomarlos después de haberlos dejado por varias semanas ha sido un reto. Aunque sabía que debería establecerlos de nuevo por mi propio bien, no ha sido nada fácil.

Se dice que toma aproximadamente 21 días para establecer un buen hábito y sólo 3 días para perderlo. Saber lo que debemos hacer es fácil, ¡hacerlo es otra cosa!

¿Cómo podemos cargarnos de energía y voluntad para establecer rutinas que nos den poder mientras eliminamos aquellas que no nos benefician? Aunque no pretendo tener la “respuesta definitiva,” hay algo que todos podemos hacer para encaminarnos hacia esta utopía. Cuando integramos un desafío como parte de la rutina, automáticamente este hábito se convierte en una actividad más placentera.

Esta idea es congruente con estudios realizados por Mihaly Csikszentmihalyi y Martin Seligman sobre la felicidad. Según los estudios de ambos, que incluyen investigaciones sobre cientos de miles de personas en todo el mundo de todas las edades y diversos estratos económicos y sociales, nos sentimos más felices cuando estamos encaminados hacia un objetivo. Aunque a todos nos encanta un descanso y echarnos en una playa sin tener nada que hacer es sabroso, por más extraño que parezca, ¡no son en estos momentos en los que estamos más felices!

Podemos desafiar la rutina para lograr más felicidad y fluidez en nuestras vidas. Decidir que vamos a realizar más ejercicio y comer mejor es una decisión que muchos hacemos con cierta frecuencia. Lamentablemente, muchas veces estos deseos se quedan en una idea nada más. El famoso, “Comenzaré el lunes,” se queda en el olvido de siempre.

Una manera de cerrar esta brecha es establecer metas pequeñas que sean factibles y logrables Tomemos un ejemplo. Si alguien no ha hecho ejercicio durante el último año, ¿es realista que vaya a hacer ejercicio todos los días comenzando el próximo lunes? Aunque todo es posible, es probable que no se logre.

Si queremos hacer más ejercicio, podemos comenzar con cosas sencillas. Por ejemplo, subir las escaleras, aunque sea un par de pisos, en vez de tomar el ascensor. Levantar las cosas que tenemos que mover en vez de arrastrarlas por el piso. Comenzar el día con unos estiramientos antes de levantarnos de la cama en vez de simplemente pararnos en frío. En este caso el desafío puede ser, “¿Qué puedo hacer para hacer un poco de ejercicio en todo lo que hago en vez de ser tan flojo?”

Cuando establecemos objetivos pequeños que sean factibles, poco a poco vamos lejos. Los hábitos y rutinas que tenemos hoy son el producto de años de experiencia. No es realista pensar que podemos cambiar todos nuestros malos hábitos hoy y convertirlos en rutinas que nos darán poder mañana. Lo que sí podemos hacer es establecer pasos pequeños para desafiar la rutina y utilizar nuestra mente para nuestro beneficio en vez de nuestro perjuicio.

Todos sabemos lo que debemos hacer. No es el saber sino el hacer lo más importante. Cuando convertimos nuestras rutinas en un juego y buscamos una manera de hacerlas más interesantes logramos dos objetivos. El primero es entrar en un estado de fluidez que nos dirige hacia la felicidad y el segundo es establecer rutinas que nos llenan de poder y energía. Desafía la rutina hoy para lograr mucho más mañana.

∞ Rob McBride ∞
LL II 8

Lunar Letter / La Curiosidad de un Chamo*

Un chamo* es por naturaleza curioso. Todo le fascina y todo le interesa. Quiere tocar y saborear todo lo que encuentra en su camino. No le importa cual sea su color o su tamaño. Quiere conocer el mundo.

En nuestra infinita inteligencia le enseñamos a los jóvenes cuales son los límites en cuanto a lo que pueden y no deben hacer. En teoría esto tiene sentido y es importante orientar a los niños, sobre todo cuando tiene que ver con su seguridad. Desafortunadamente, en el proceso de aprendizaje frecuentemente inhibimos esta curiosidad natural del niño y le decimos,

“¡No hagas eso!”

“¡No toques esto!”

“¡No preguntes tanto!”

Sin querer limitamos un elemento primordial para enfrentar y conquistar los desafíos. La vida no es un problema a ser resuelto sino un desafío a ser disfrutado. Una de las mejores formas de enfrentarnos a lo que comúnmente llamamos problemas, es con la curiosidad de un chamo que nos permite generar una amplia gama de soluciones.

Nuestra experiencia nos indica cual es “la mejor forma de realizar una actividad o tarea.” A menos que alguien nos señale que hay una manera más efectiva de realizarla, siempre seguiremos haciendo lo mismo. Las mismas acciones siempre darán los mismos resultados. Si estos resultados son los deseados, ¡vamos bien! Si no lo son, podemos cambiar lo que estamos haciendo y lograr algo diferente.

Esta misma curiosidad, con la cual todos nacemos y frecuentemente perdemos como adultos, puede ser la clave para lograr lo que más queremos. El buscar nuevas formas de realizar una actividad o tarea implica tomar riesgo. De la misma forma un niño se arriesga cuando estira la mano para tocar algo, nosotros también nos arriesgamos cuando intentamos hacer algo de una forma diferente.

El temor de tomar riesgo y fracasar suele ser más grande que el premio. Nos enseñan desde niño que debemos ser “perfectos.” Un “buen niño” es aquel que hace lo que se le dice y que se mantiene dentro de los parámetros establecidos por la sociedad. Mientras que este comportamiento sea útil para mantener el orden, no es lo mejor para buscar nuevas soluciones.

Es común en esta época del año revisar lo que hicimos el año anterior y lo que queremos lograr para el año que comienza. Esta evaluación frecuentemente nos indica que debemos comenzar a hacer algo diferente o dar impulso a un proyecto importante que se nos ha quedado en el limbo. Generalmente todos sabemos lo que debemos hacer. No es lo que sabemos, ¡es lo que hacemos lo más importante!

Mantener la curiosidad de un chamo nos permite ver el mundo como si fuera por primera vez. Buscar nuevas soluciones a desafíos comunes abre las puertas a nuevos horizontes. Cuando dejamos de hacer las cosas como siempre las hemos hecho por conveniencia, creamos nuevos caminos que nos llevan a nuevos destinos. Mientras que tomar el camino menos transitado implica tropezar con obstáculos de vez en cuando, resulta en una vida llena de emoción y aventura en lugar de aburrimiento y desconsuelo.

* Nota: En Venezuela se les dice CHAMO a los niños.

∞ Rob McBride ∞
LL II 7

Lunar Letter / La Tenacidad de un Árbol

Podemos aprender de todo. Aún teniendo la infinita inteligencia del ser humano podemos aprender de las cosas más sencillas. La tierra provee un mecanismo maravilloso que propicia la vida en todas sus formas. Aunque no siempre presenta una vía fácil, suministra lo necesario para la abundancia.

Tomemos el ejemplo de un árbol que comienza como una semilla que a su vez es el resultado de un proceso “perfecto” de fertilización. La semilla cae al suelo cerca de su progenitor o embarca en un vuelo a otro lugar sobre las alas del viento. Cuando llega a su destino inmediatamente encuentra adversidad en varias formas. Frecuentemente, termina siendo comida para un pájaro u otro animal. En el mejor de los casos, la lluvia y el viento proveen justo lo que se requiere para que la semilla inicie un largo viaje que culmina en un árbol grandioso.

Los primeros días y semanas de la vida del árbol son críticas para su crecimiento. Un animal puede terminar el proceso arrancando el árbol de sus raíces de una buena vez. De la misma forma, una tormenta puede acabar con el arbolito en un instante. Por más extraño que parezca, son estas mismas adversidades que dan fuerza al árbol. El árbol que crece sin la adversidad del viento no logra establecer un sistema fuerte de raíces que le permita sobrevivir las dificultades por venir.

A través de todo, el árbol persevera en las situaciones más adversas y de hecho se fortalece con cada nueva adversidad. Aunque bien es cierto que el árbol no piensa y no es tenaz por voluntad, si lo es por naturaleza. Nosotros podemos aprender de esta tenacidad para superar situaciones de desafío en nuestras propias vidas.

Solemos pensar que la adversidad que nos acecha en cada instante como algo negativo que tenemos que aguantar y tolerar. Huimos de la incomodidad buscando refugio en lo cómodo. Sin embargo, son estas adversidades que nos moldean como personas. Los que nunca han enfrentado a la adversidad frecuentemente viven una existencia sin significado y sin emoción. Aunque algunos quisiéramos vivir con un poco menos significado y emoción, ¡son éstas las que forman una base sólida que nos permite seguir adelante a pesar de cualquier adversidad!

Miles de árboles nos rodean y cada uno de ellos es especial con su propia historia de supervivencia. De la misma forma cada uno de nosotros es especial. Todos somos el producto de una selección natural que contempla una serie de adversidades que hemos sobrevivido. Son éstas las que definen lo que somos hoy. En vez de huir de la adversidad, podemos tener La Tenacidad de un Árbol y verla como nuestro mejor aliado para fortalecernos en este viaje maravilloso.

∞ Rob McBride ∞
LL II 6