¿Quién no ha pensado o imaginado alguna vez cuáles son sus raíces? 
Al escuchar esta palabra, como es mi caso, quizás a tu mente llegue el recuerdo del libro y serie de televisión RAÍCES por Alex Haley, que trataba sobre sus propias “raíces” desde África.
Afortunados somos todos los que conocemos nuestros padres y abuelos. Mientras que nuestra relación con cada uno de ellos puede ser diferente, o simplememte no existir; lo que sí es cierto, es que lo que somos viene en gran parte de quienes ellos fueron. Desde nuestro ADN, el cual determina nuestros rasgos físicos, hasta nuestra temperamento y carácter, todo tiene su raíz en nuestros antepasados.
¿Has pensado en tus ancestros, más allá de tus padres y abuelos?
¿Has imaginado cómo habrá sido la vida que ellos vivieron hace tantos años?
Últimamente he avivado una chispa que tenía con respecto a mis raíces Me he embarcado en un viaje maravilloso que me ha llevado a más de doscientos cincuenta años en el pasado, abarcando diez generaciones de mis antepasados. 
Mientras leo sobre las vidas de aquellos que encuentro en las páginas de mi propia historia, mi imaginación va más allá de los números y hechos indicando sus fechas de nacimientos, matrimonio y muerte. Pienso en las vidas de cada uno mientras andaban por el mundo que nosotros ahora habitamos. Seguramente, tuvieron altos y bajos similares a lo que nosotros experimentamos.
Mientras que todos tenemos muchas “raíces” y cada una nos lleva a otra parte de nuestro pasado, la “raíz” de donde viene mi apellido llega a Belfast, Irlanda, donde mi ancestro, Samuel McBride, nació en el año 1749. El emigró los Estados Unidos de América en un barco desde Irlanda, en el verano del 1772, llegando a Newcastle, Deleware, el 20 de agosto. Posteriormente se estableció en un terreno de unos 240 hectáreas, donde trabajaba su finca, cerca de lo que hoy en día es New Bedford, Pennsylvania que colinda con la frontera de Ohio.
Samuel mantuvo un diario que luego fue leído por uno de sus descendientes, el Dr. Cooper Fenimore McBride, quien descubrió el diario mientras recopilaba información para un libro sobre su vida que tituló THE RECORD OF SAMUEL McBRIDE (La Historia de Samuel McBride) el cual fue publicado en el año 1891. El autor regaló un ejemplar del libro al tío de mi bisabuelo, quien a su vez lo regaló a mi bisabuelo. Mi bisabuelo se lo dio a mi padre, y él me lo regaló algunos años antes de su fallecimiento.
Al revisar las páginas del libro, el tiempo pasa delante de mis ojos a través de los cuentos de hombres que dieron su vida en la guerra y mujeres que invirtieron la suya en el cuidado de sus familias. Algunos vivieron una breve existencia, mientras que otros vivieron largos cuentos llenos de perseverancia y excelencia.
Leyendo sobre cada persona, es curioso imaginar todo lo que contempla el breve espacio entre sus fechas de nacimiento y muerte. Fueron hombres y mujeres que se levantaron cada mañana, con el canto de los pajaritos junto a la luz espléndida del amanecer. 
Ciertamente pasaron por la tristeza de pérdidas profundas, como también la emoción de grandes logros. Salieron al mundo a diario para traer comida a su casa. Llegaban con sudor en su frente, saludando a su gente, para luego bañarse y prepararse para la cena. Mientras que los detalles de cada uno son muy distintos, el resultado es lo mismo, tú y yo venimos de esa gente que en algún momento pasaron por el mundo como es nuewtro caso ahora.
Todo lo que somos tiene su origen en aquellos que hoy día son apenas nombres en una página. Al pasearnos por cada rama de nuestros ancestros, encontraremos personas que vivieron de muchas diferentes maneras, dejando así sus huellas en el camino. Es probable que cada uno haya tenido un amor perdido, como también otro disfrutado; un camino transitado, y otro nunca andado. En fin, una vida vivida y una historia para ser contada. 
¿Cómo va tu cuento de vida?
¿Cuándo las generaciones venideras lleguen a tu página de vida qué harán?
¿Pensarán que tu cuento es digno de ser leído o sencillamente pasarán a la próxima página?
Así como los que ya caminaron sobre la faz de la Tierra ahora son las raíces de nuestra historia, también seremos las raíces de otras generaciones. Las huellas que dejamos, ya sean de amor y bienestar, o de rabia y angustia; serán lo único que queda cuando nuestro tiempo aquí ya haya terminado. De nosotros depende si nuestras huellas serán admiradas con reverencia, u olvidadas y borradas con la arena del tiempo.
∞ Rob McBride ∞
LL IV 5
Como testamento de nuestras vidas, dejamos nuestras semillas a través de nuestros hijos, y otros que nos rodean también reciben nuestras semillas mediante nuestras palabras y acciones diarias; algunas bien sembradas, otras simplemente tiradas sin pensar en el camino.
Tendemos a soñar con tener una vida “ideal”, sin embargo ese estado idílico puede ser distinto para cada uno. Mientras que algunos ya han logrado su sueño, o se están aproximando, otros recién están comenzando su aventura. En cualquiera de los casos, debemos mantenernos firmes a la hora de soñar y flexibles en nuestros planes para lograrlos.
Pronto nos damos cuenta que hay una gran diferencia entre quedarnos en el deseo de un sueño y vivirlo.
Biológicamente hablando, todos somos iguales. A pesar de nacer y crecer en diferentes ambientes y culturas, no existe nada que nos impida lograr lo que queremos.
¿Has soñado con este estilo de vida?
