No todo es lo que parece y, todo lo que parece no siempre es…
Veamos el ejemplo de cualquiera de los jugadores que participa en la Copa Mundial. Observamos con asombro como increíblemente logra dominar el balón, hacer un pase a su compañero con precisión magistral y permitir que avance hasta el arco para anotar un buen gol.
Pero…
¿De dónde viene?
¿Quiénes fueron las personas que lo apoyaron?
¿Cómo llegó a tener la habilidad que hoy practica con tanta facilidad?
La vida no es una foto sin historia sino una muestra de una película que está en proceso. La historia de la súper estrella que ahora gana mucho dinero y tiene una fama mundial puede ser una de muchas.
Es posible que haya nacido pobre en un barrio donde el único balón que tuvo de niño fue hecho de trapos. Quizás no tenía tanta habilidad natural pero con tenacidad y perseverancia mejoró su capacidad hasta ser contratado por un equipo local donde mostró su gran potencial y creó aún más oportunidad.
O, podría tratarse de una persona con talento natural que no logró superarse hasta ser descubierto y pulido por alguien que lo descubrió en un momento determinado. Aunque se puede decir que tuvo un trayecto más directo, experimentó otras dificultades causadas por sus propias expectativas y las de otros para lograr el éxito.
Puede ser que ahora se encuentre listo y en la cima de su carrera, o en sus últimos juegos antes de retirarse. Pero cualquiera que sea su caso, nunca sabemos el camino que tuvo que tomar para llegar a estar jugando ahora en la Copa Mundial. Es imposible saber cuántas lágrimas ha derramado en un esfuerzo valiente, o cuánta alegría ha nacido de cada una de sus experiencias.
No debemos alabar, juzgar o criticar a otra persona solo por dónde y cómo esté en este momento. Todos tenemos un cuento por contar y una historia ya plasmada. Nunca sabemos los ríos que tuvo que cruzar y las batallas que tuvo que luchar para lograr lo poco o mucho que tiene.
Existen muchos caminos parecidos que podemos tomar, pero más importante que el camino tomado es la actitud con la cual lo enfrentamos. Mientras que hay circunstancias que van más allá de nuestro alcance, somos nosotros los que decidimos qué hacer con cada acontecimiento.
Podemos perecer en un pozo de lástima o subir y seguir luchando para lograr aquello que consideramos digno de valor. Evitemos pintar un cuadro repleto de tragedia y tanto dolor, a favor de uno lleno de alegría y mucho color.
∞ Rob McBride ∞
LL III 36