Todos queremos tener éxito. Desde pequeños comenzamos a soñar con lo que vemos a diario por televisión y deseamos aquello que nos ofrecen en ese constante bombardeo de mercadeo al cual estamos sujetos. 
Pronto nos damos cuenta que hay una gran diferencia entre quedarnos en el deseo de un sueño y vivirlo.
Mientras que nuestros sueños son distintos, varios factores comunes nos pueden llevar a vivirlos. Lo primero que debemos hacer para alcanzar cualquier sueño es creer en nuestra capacidad de obtenerlo. Sin una creencia firme en que “sí es posible,” lo más probable es que se quede como una simple ilusión, sin logro alguno.
¿Dudas que puedas lograr lo que otro ya ha logrado o de llegar a donde otro ya ha llegado?
Dependiendo del precio que tengamos que pagar para conseguirlo, decidiremos perseguir el sueño o no. De estar dispuestos a perseguirlo, no cabe duda que podemos lograr lo que cualquier otra persona ha logrado e incluso mucho más. 
Biológicamente hablando, todos somos iguales. A pesar de nacer y crecer en diferentes ambientes y culturas, no existe nada que nos impida lograr lo que queremos.
Después de creer que nuestro sueño es posible, tenemos que trazar un plan de acción contundente que nos lleva a ello. Teniendo el objetivo en mente, establecer una serie de acciones nos permitirá alcanzarlo poco a poco.
Supongamos que el siguiente es tu sueño:
SURFEAR CON CADA AMANECER Y ATARDECER
¿Has soñado con este estilo de vida?
A primera vista pareciera una idea absurda y hasta descabellada, no obstante, no dudes que es posible hacerlo, y hay muchos que ya lo están haciendo.
Un buen comienzo podría ser ubicar el lugar donde seria posible ganarnos la vida cerca del mar. ¿Qué país, estado y/o ciudad nos brinda las mejores oportunidades para tener la vida de “surfista”? Luego investigaríamos sobre las oportunidades de trabajos que existen en ese lugar. Entre los trabajos que realizaríamos, podrían estar: atender un restaurante o en la misma playa dar lecciones de surf. Del mismo modo, podríamos desempeñarnos en nuestras propias profesiones (doctor, abogado, ingeniero, entre otras) en esa misma zona.
Las posibilidades son infinitas y entre más estudiamos e investigamos sobre la actividad o profesión que podemos realizar allí, más podrán expandirse nuestras posibilidades.
Ni el cielo es el límite. Sin embargo, nuestras principales limitantes suelen ser nuestras propias creencias y hasta “amigos” o familiares que parecieran experimentar un extraño placer al decirnos todo lo que “no podemos hacer y nunca podremos lograr”, en vez de animarnos a ir en la dirección de nuestros sueños y deseos.
Finalmente, y más importante, tenemos que poner “manos a la obra” y tomar acción. Podríamos inscribirnos en un curso que nos prepare en la actividad que deseamos desarrollar e iniciar la planificación de un viaje a modo de “probar el agua” en sitio.
Si queremos surfear, tenemos que estar dispuestos a primero subir sobre la tabla, sabiendo que hay una posibilidad de caer. Igualmente, debemos estar dispuestos de subirnos a la tabla de la vida, conociendo bien que hay riesgos involucrados.
Las personas que hoy viven el sueño que tenemos tomaron decisiones que en algún momento de sus vidas que les dirigieron a vivir lo que otros tan sólo imaginan. No basta tener un sueño, tenemos que despertarnos de él, y luego tomar decisiones y acciones para vivirlo.
∞ Rob McBride ∞
LL IV 2