Nuestro día a día determina nuestra dirección y nuestro destino. Labrar con propósito e intención nos dirige hacia lo que más deseamos en lo profesional y en lo personal. En su libro Piense y Hágase Rico, Napoleón Hill propone:
“La mente podrá lograr cualquier cosa que pueda concebir y creer.”
Estos elementos son primordiales para una vida próspera en lo material y lo espiritual.
CREAR: El poder de la mente no tiene igual. Utilizar nuestro poder creativo, despierta en la mente una máquina magnífica que establece nuevos patrones y rompe con la rutina.
Nuestra creatividad alimentada por un propósito digno y honesto, resulta en cambios impactantes. Crear soluciones a los problemas y a los desafíos de la humanidad asegura que nuestro trabajo y nuestro esfuerzo sean premiados. Uno de los regalos más significativos que todos poseemos y que no nos cuesta absolutamente nada es nuestro poder creativo. Usémoslo para construir una vida con propósito y dirección.
CREER: Creer en nuestra capacidad de lograr objetivos es un paso fundamental en nuestros éxitos. La mente puede ser nuestra mejor aliada o nuestra peor enemiga. Construimos una base de triunfos o nos hundimos en un hueco de fracasos dependiendo de nuestros pensamientos.
A menudo la diferencia entre el éxtasis del éxito y el desaliento de la derrota es convencernos que podemos llevar a cabo una tarea. Confiar en nuestra habilidad de alcanzar propósitos es primordial para prevalecer cuando las ráfagas de la adversidad amenazan con desequilibrar y destruir las bases que hemos construido.
LOGRAR: Triunfar en la turbulencia de los acontecimientos del día a día no es fácil. Somos como un barco en alta mar en medio de una tormenta. Los vientos de la derrota y la destrucción prueban nuestra fuerza de voluntad y propósito.
La acción que tomamos cada día es el timón que nos dirige y que nos permite mantener nuestra vista fija en el horizonte cuando las olas de la tempestad amenazan nuestra integridad. Un propósito firme y honorable asegura que nuestro trayecto se mantenga constante e inmutable hacia nuestro objetivo.
Podemos aprovechar al máximo este camino maravilloso que llamamos vida dando impulso a nuestro poder creativo, forjando un propósito digno, creyendo firmemente en su culminación y tomando acción para asegurar su cumplimiento. Vivir así, asegura que no subsistiremos en un pozo de apatía sino que floreceremos con la energía de una llama ardiente.
∞ Rob McBride
LL I 29