Nuestras vidas están constantemente cambiando y evolucionando. Frecuentemente, estos cambios implican estrés y preocupación. He aquí una forma de ver la vida, sobre la cual he estado trabajando, que nos puede ayudar a dar la bienvenida al cambio.
Imagina por un minuto que estás en una montaña. La vegetación es densa y el olor de tierra, árboles y flores impregna el ambiente. Hay mariposas de colores intensos, azules, rojos y amarillos que vuelan esporádicamente en el aire. Los rayos del sol penetran las ramas de los árboles y parecen hilos de seda que atan los árboles a la tierra. El viento susurra en hojas que bailan con ráfagas ligeras.
Se escucha el murmullo de un río que pasa tranquilamente por el valle donde estás sentado. El agua pasa por piedras que se han formado a través de miles de años. Una pequeña cascada lleva el agua a un pozo que refleja los rayos del sol. Ondas se forman desde donde entra el agua en el pozo y se van disminuyendo poco a poco hasta llegar al borde. El agua es cristalina y transparente. Hay piedras, ramas y hojas que detienen el agua en el pozo antes de que continúe en su viaje.
Hay un orden desordenado que solamente la naturaleza puede crear. Todo es perfecto y como debe ser. El pozo se surte de agua que viene de lugares desconocidos. Después de quedar por un tiempo indeterminado en el pozo, el agua sigue su aventura. Hay insectos, animales, plantas y árboles que utilizan el pozo como una fuente de energía, poder y sustento. La existencia del pozo es única y es insuperable.
Nuestras vidas se parecen a este pozo en la montaña. Los acontecimientos de nuestros días, meses y años son como el agua que entra en el pozo. Algunas personas y algunas cosas se quedan en nuestro pozo por mucho tiempo. Otras entran y se van rápidamente. Por más que deseemos, no es posible mantener todo lo que queremos en nuestras vidas, en nuestros pozos. El cambio es constante e inevitable.
El pozo en la montaña es perfecto y es como debe ser. Cuando pasa una tormenta, el agua en el pozo se vuelve turbia y revuelta. Después de la tormenta la forma y el contenido del pozo cambian, pero no su esencia.
Igual sucede con nosotros cuando pasamos por momentos difíciles de cambio. Nuestras vidas y nuestras mentes se conmocionan con la nueva información y los eventos que ocurren. Mientras asimilamos lo acontecido, nuestra mente podría parecer un pozo turbio y revuelto. Cuando adoptamos los cambios como algo normal y corriente, tenemos una herramienta elemental para abrazar el cambio.
Nuestra capacidad de valorar la importancia del cambio en nuestras vidas determina nuestra felicidad, dirección y destino.
∞ Rob McBride ∞
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