Mientras que merece la pena esforzarnos en llegar a la perfección de algunas cosas, otras no justifican dicho agravante. La matemática, la ciencia y la ingeniería son áreas que se benefician al acercarse lo más posible al estándar perfecto de cada una de sus ramas.
Sin embargo, muchas veces nos estresamos demasiado intentando alcanzar “la perfección” pudiendo esto llegar a ser hasta contraproducente. El perfeccionismo puede convertirse en una obsesión que nos domine. Veamos varias ejemplos de las cosas cotidianas en los que estar al “borde de la perfección” puede ser la mejor opción.
La Limpieza: ¿Te has dado cuenta que las labores de la casa parecen nunca terminar? El polvo, la ropa sucia y las cosas en general suelen reproducirse exponencialmente. ¿Tiene sentido asegurarnos que nuestro hogar esté inmaculado antes de hacer cualquier otra cosa? De ser así, posiblemente no lograríamos más nada no solo para ese día, sino quizás por semanas o tal vez meses, dependiendo de cuan diligentes o no, hemos sido anteriormente con la limpieza.
En vez de tratar de tener todo perfecto, podemos tender la cama, limpiar por donde “pasa la reina” y fregar los platos. Es increíble como unas pocas tareas bien hechas pueden transformar el ambiente y hacerlo presentable, aun cuando no sea del todo perfecto. Llega el momento, sin duda, cuando hace falta limpiar a fondo, pero en el día a día podemos realizar tareas sencillas de mantenimiento permitiendo que nuestro hogar se vea bien; aunque haya algo de polvo en las esquinas. Luego podemos aprovechar el tiempo que nos queda para salir y hacer lo que tenemos pendiente, o bien tomar una buena siesta, en vez de pretender exterminar todo el polvo del planeta.
Las Ventas: No hay duda de que vender bien es un arte, y perfeccionar las estrategias para llevarlo a cabo podría tomarnos toda la vida. He visto algunos vendedores que pasan tanto tiempo perfeccionando su táctica que jamás llegan a salir y hablar con un cliente potencial. Es importante y necesario conocer bien lo que se vende, sus beneficios y la mejor manera de presentarlo; sin embargo, en mi experiencia el vendedor que habla con más personas en un día a pesar de que su presentación esté algo “imperfecta” tiene mayor probabilidad de cerrar alguna venta, que quien se queda en la oficina asegurándose de ser “perfecto” para luego salir a vender.
Las Relaciones Personales: Somos seres emocionales dentro de un cuerpo imperfecto. Mientras que el ser humano es increíble, se nos recuerda con frecuencia nuestra imperfección al enfermarnos y no sentirnos bien, o de alguna manera ser limitados por nuestras propias emociones. En vez de tratar de complacer a todas las personas, todo el tiempo; propongo que invirtamos nuestro mayor esfuerzo en las personas que realmente son importantes para nosotros.
Podemos relacionarnos amablemente con los demás, pero ¿realmente vale la pena el tiempo y el esfuerzo adicional invertido en esmerarnos para que todos estén contentos con lo que hacemos? Aun cuando hagamos todo cuanto podamos por complacer a los que amamos, es muy posible que alguna vez nos quedemos cortos. Eso no significa que somos malas personas, sino que confirma nuestra condición humana.
Aprender a dejar el perfeccionismo puede impactar de manera positiva tanto nuestra propia existencia como la de aquellos que comparten con nosotros. Cuando nos damos cuenta de la aplicación universal del concepto de Ying y Yang —que existe algo malo en un todo que es bueno y algo de bueno en un todo que es malo—, podemos abrazar el hecho de que estar al borde de la perfección muchas veces es de las mejores opciones que tenemos, independientemente de donde estemos.
∞ Rob McBride ∞
LL IV 50