Como todo árbol que necesita nutrientes para crecer y prosperar, nosotros también necesitamos alimento para el alma. Durante algunas épocas de la vida, lo único que necesitamos es sol, lluvia y viento. En otras, el exceso de estos mismos elementos podría quemarnos, inundarnos o derribarnos.
Por ejemplo, el sol, que es vital para el buen crecimiento de todo, también puede quemarnos, si no nos protegemos de su intenso poder. La lluvia que nutre y nos mantiene hidratados, también puede en un momento determinado ahogarnos con su intensidad. Del mismo modo, ocurre con el viento que puede incentivar el fortalecimiento de nuestras raíces y sin embargo también azotarnos con ráfagas de huracán, arrasando todo en su paso.
El árbol cuando sobrevive a estos procesos, es marcado por ellos, llegando a cambiar su forma en algunos casos de manera importante. Cuando nacemos y mientras somos pequeños, son nuestros padres u otros quienes propician todas las condiciones favorables para nuestro crecimiento, y luego cuando podemos valernos por nosotros mismos, igualmente nos esforzamos por alcanzar las mejores condiciones para nuestro desarrollo.
Nuestra mente es el cofre donde guardamos nuestros más importantes tesoros. El contenido define quienes somos. Si la alimentamos con alegría y buena disposición, lograremos que nuestro propio árbol crezca de manera increíble. De no poder hacerlo, o ante la ausencia de los recursos necesarios para ello, lo más probable es que nuestro tronco o base presente debilidad por falta de nutrientes.
Podemos preguntarnos…
¿Dónde podemos encontrar este alimento para la mente que tanto necesitamos?
Tengo una propuesta y a través de ella puedes tener a tu alcance muchos de esos nutrientes que alimentan la mente y el alma.
¡Sencillo!
Tan solo te sugiero, que vengas diariamente por este lado. Aquí mismo, y me comprometo a compartir ideas que te pueden ser de utilidad. Más aún, si aceptas mi propuesta, puedo enviarte un audio diariamente, que estoy seguro te podría interesar. Sólo tienes que expresar tu interés y te lo haré llegar.
De la misma manera, te recomiendo que si lo que quieres es alimentar tu alma, busques y encuentres en los estantes de la historia importantes escritos dejados como legado de mentes brillantes, tales como: Sócrates, Platón, Marco Aurelio, Maquiavelli, Dostoevsky, James, Benedetti y Mandino, entre muchos otros.
Son pocos los problemas que cualquiera de nosotros podemos enfrentar que no hayan sido manejado de alguna manera por alguien más anteriormente. Actualmente hay muchas personas que nos ofrecen sus servicios como coaches u orientadores, dándonos consejo de cómo salir del hueco donde algunas veces nos encontramos. Sin embargo, y no dejando de reconocer el mérito que muchas de estas personas tienen, la respuesta que precisamos no necesariamente está tan lejos, o escondida en la percepción de otro.
En la mayoría de los casos, dentro de nuestro ser tenemos las respuestas que necesitamos. Así como el árbol que ya tiene raíces nutridas y puede desarrollarse y crecer; si prestamos atención y vamos a nuestro interior, podemos encontrar la llave para abrir ese candado que hasta ahora había permanecido cerrado, obstruyendo el paso en el camino de nuestro andar.
Busca en ti mismo. Encuentra el secreto y la luz que tienes por dentro, permitiendo que salgan, bailen, jueguen y brillen. Al hacerlo, tendrás el alma bien alimentada con una nueva y especial energía, abriéndose a tu paso un nuevo mundo de oportunidades para que seas como un árbol grande y fuerte.
∞ Rob McBride ∞
LL IV 26