El concepto de Yin Yang captura la esencia de la gran mayoría de los acontecimientos en la vida. En todo que es bueno, hay un punto de malo y, en todo lo que es malo, hay un punto de bueno. Cuando entendemos que los mejores momentos y los más trágicos tendrán su fin, nos ayuda a ver la vida desde otra perspectiva.
Lo bueno viene con lo malo
Y, lo malo viene con lo bueno
Cuando analizamos nuestros momentos más memorables, generalmente tienen que ver con uno de estos dos extremos, bueno o malo. Aun así, en este instante, la gran mayoría han cambiado de alguna forma u otra. La alegría más intensa se habrá convertido en una felicidad más constante o puede haber desaparecido por completo. De la misma manera, el desafío más desagradable se habrá amenguado o haber sido resuelto en tu totalidad.
El dicho, “Lo único constante en la vida es el cambio,” nos promete que cualquier situación va a cambiar. Aunque no siempre es para “bien” en ese instante, todo cambiará. Cuando nos enfocamos en lo que está en nuestro poder, podemos influir sobre la intensidad y frecuencia de la gran mayoría de estos acontecimientos.
Si estamos experimentando felicidad y alegría, sabemos que vendrá un cambio. La magnitud y dirección de ese cambio depende de cada uno nosotros. Si vemos que esa sensación está disminuyendo, podemos hacer todo que está dentro de nuestro control para mantener esa energía y positivismo vivo. En vez de lamentar lo que pueda ocurrir, podemos simplemente construir un mundo donde nuestras acciones y actitudes nos impulsan hacia lo que más deseamos.
Si lo que estamos sintiendo es tristeza y melancolía, también sabemos que vendrá un cambio. Si seguimos haciendo exactamente lo mismo y no hacemos nada para mejorar la situación, lo más probable es que se pondrá peor antes de mejorar. Al contrario, si comenzamos a cambiar lo que hacemos y como lo hacemos, lograremos diferentes resultados. Si bien pueden ser iguales o peores a corto plazo, con perseverancia alcanzaremos nuevos destinos.
Lo que es “bueno” y “malo” suele ser una función de cómo interpretamos cada evento. Podemos considerar lo bueno que puede surgir hasta de la situación más desagradable. Aunque no todo es color de rosa, podemos alargar e intensificar los momentos mágicos de nuestras vidas. Cuando las nubes opacan el sol que antes brillaba, podemos encontrar consuelo en el hecho de que el mismo viento que trajo la oscuridad también se la llevará.
La vida es para vivir y parte de esta vivencia es tomar lo malo con lo bueno. Cuando damos nuestro mejor esfuerzo para acentuar lo positivo en nuestras vidas y hacemos todo lo posible para mejorar lo negativo, comenzamos a vivir y dejamos de sufrir.
∞ Rob McBride ∞
LL II 41