En este maravilloso viaje que llamamos vida, diariamente la tentación nos provoca y juega con nuestras emociones. Nuestro nivel de control sobre esta determina nuestro éxito.
Nuestra vida consiste en un solo viaje y debemos disfrutarlo al máximo. Es común pensar que satisfacer cada uno de nuestros deseos en el momento nos traerá satisfacción y felicidad absoluta. Al contrario, algo bueno en exceso puede ser tóxico.
Analicemos el ejemplo de la comida. Somos afortunados de tener una abundancia de delicias que crecen en la tierra y que a su vez son los ingredientes para comidas espectaculares. Comer bien y con moderación, consumiendo muchas frutas y vegetales por ejemplo, es la fuente de cuerpo y mente sana. Comer demasiado de casi cualquier comida es una receta segura para un malestar increíble.
Veamos algunos ejemplos de Moderación vs. Exceso:
Comerse una bola de helado vs. comer el envase completo
Tomarse un trago de vino vs. tomarse la misma botella completa
Trabajar de forma productiva durante 8 horas vs. trabajar durante 24 horas seguidas
Agarrar un fin de semana de descanso vs. tomar dos años de “sabático mental” sin remuneración
Hacer ejercicio durante media hora varias veces a la semana vs. actividad física infrecuente e intensa que termina en un dolor excesivo
¿Qué podemos hacer?
Cuando aprovechamos el tiempo antes y después del evento, podemos estirar el placer y así disfrutar al máximo el acontecimiento. Es curioso, por ejemplo, que el tiempo que pasamos planificando y pensando en un viaje nos pueda dar tanto o más placer como el mismo viaje. Cuando estamos de vuelta de un viaje nuestro ánimo suele estar más sereno, lo cual lo podemos potenciar a través de la reflexión y la visualización.
El secreto de lograr el éxito no consiste en el número de horas que trabajamos sino en nuestra efectividad mientras trabajamos. No es la cantidad sino la calidad lo que cuenta. Lamentablemente muchos establecen un vínculo entre el número de horas trabajadas y la productividad; cuando esto no es necesariamente cierto.
El comprender este principio nos permitirá utilizar la mesura y la prudencia en cualquier fase de nuestras vidas. Cuando trabajamos, vamos a trabajar con toda nuestra fuerza por un tiempo determinado. Cuando descansamos, vamos a descansar profundamente. Cuando comamos, vamos a saborear cada bocado y hacerlo con moderación.
En términos generales, no son “las cosas” las que son peligrosas, sino nuestro abuso de ellas. Vivir una vida llena de satisfacciones y placeres puede ser aún más placentera cuando seamos prudentes en todo lo que realicemos.
Actuando con moderación y mesura nos permitirá seguir disfrutando de todos los placeres que ofrece la vida. Una vida con demasiado trabajo o dominada por la recreación, frecuentemente se dirige a una vida fuera de balance. Cuando vivimos cada instante como si fuera el último y planificamos como si viviéramos una eternidad, estableceremos una base que nos permitirá rebotar de las circunstancias más desafiantes.
¡ Es el Rebote lo que nos Lleva al Tope !
∞ Rob McBride ∞
LL I 39