El éxito es un tema que nos interesa y algo que todos deseamos alcanzar. Los libros en los estantes de las librerías “gritan” con sus títulos promesas de éxito para las personas que siguen los consejos de las palabras escritas en sus páginas.
¿Cuáles son las características del éxito y cómo podemos asegurarnos que toque nuestras puertas con más frecuencia?
Todos hemos sentido la euforia del éxito en algún momento de nuestras vidas. Generalmente viene después de un acontecimiento importante o después de alcanzar una meta u objetivo.
Lo que sentimos suele ser el resultado de varias cosas que en su conjunto, nos hacen “sentir” exitosos. Siendo este el caso, el éxito es una sensación, no una situación. No es lo que ocurre lo que nos hace sentir exitosos, sino la forma en que percibimos lo acontecido.
Por ejemplo, un alumno que saca un 20 (en una escala de 1 a 20) en un examen tiene un buen motivo para sentirse “exitoso.” ¿Esto significa entonces, que una persona que saca un 12 es un fracasado?
La respuesta no es tan fácil. Si el alumno tiene dificultades en el aprendizaje o si la calificación más alta que dio el profesor en el examen es un 12, es posible que ellos también se sientan exitosos. Por otra parte hay alumnos que se dan un “Harakiri” por recibir un 18 y otros que celebran la misma calificación por varios días seguidos.
No es el acontecimiento o el logro como tal lo que define si somos exitosos o no. Es lo que nosotros percibimos de lo acontecido lo que le da contexto y significado. El éxito no es alcanzar un puesto determinado o una cantidad de dinero. El éxito proviene del valor que le demos a cualquiera de estos eventos.
¿Cómo podemos llegar a ésta sensación de éxito y éxtasis con más frecuencia?
Solemos ser nuestros peores críticos. Nuestro diálogo interno puede ser brutal cuando no logramos lo que queremos. En vez de golpearnos mentalmente, podemos darnos cuenta que nadie es “perfecto.” Mientras que todos tenemos buenas características, todos cometemos errores e inclusive “horrores.”
En vez de concentrarnos en lo que está “mal” en nuestras vidas, podemos concentrarnos en lo que está “bien.” Si percibimos que no hay nada que está “bien” en este instante, podemos viajar con nuestra mente maravillosa a otros momentos donde hemos sentido la sensación del éxito.
El éxito no depende de lo que hemos alcanzado o perdido sino de nuestra interpretación de lo que ha acontecido. El simple hecho de levantarse por la mañana es “un éxito” para muchos. Podemos ampliar nuestra definición del éxito dándonos el permiso de caer de vez en cuando. El éxito es una sensación y lo podemos sentir en cualquier instante.
∞ Rob McBride ∞
LL II 36