¿Qué tal si viviéramos en un mundo donde la gente cumpliera con su palabra?
¿Qué tal si viviéramos en un mundo donde la gente dijera lo que va a hacer y luego hiciera lo que dice?
¿Cómo podemos lograr que la gente cumple con su palabra cuando es un principio que se viola con tanta frecuencia?
Solemos decirle a la gente, “Vale, te llamo la semana que viene.”
Y nunca lo hacemos…
Pero generalmente no es por maldad, sino por conveniencia. En vez de tomar el tiempo de explicar nuestras verdaderas intenciones, tomamos el camino más fácil y hacemos promesas que no tenemos intenciones de cumplir.
Seamos claros y sinceros. No siempre queremos llamar a todos las personas “la semana que viene”. A nuestros amigos y a las personas que nos agradan, sí. Pero no siempre a todo el mundo. Así que para salir de esa conversación elegantemente, solemos decir, “Te llamo después.”
Aunque esto pueda considerarse una pequeñez, es justamente de estas pequeñeces que viene luego incumplir nuestra palabra en casos más grandes e importantes.
Si realmente no queremos ver o llamar a la otra persona, simplemente dejemos de decirlo o busquemos una manera diferente de responder. Así no prometemos lo que no estamos dispuestos a cumplir.
La vida está hecha de acuerdos. Y si constantemente los estamos rompiendo, nuestras posibilidades de avanzar en la vida serán limitadas. Además, la mejor manera de aumentar nuestro autoestima es cumpliendo con nuestra palabra. Cada vez que cumplimos con nuestra palabra tenemos más confianza en nosotros mismos y los demás también confiarán en nosotros.
- Cuando decimos que vamos a ir, iremos
- Cuando prometemos que vamos a llamar, llamemos
- Cuando damos nuestra palabra de hacer algo, hagámoslo
Es mejor desilusionar a alguien en el momento que decepcionarlo en el futuro.
Existe todo tipo de situaciones y siempre habrá algo que nos impida cumplir 100% con nuestra palabra. En el caso de no poder cumplir, nos disculpamos, ofrecemos una alternativa y seguimos. Basta de excusas para defendernos. Se dice que los amigos no necesitan excusas y los demás no los creerán. En vez de ofrecer una excusa podemos simplemente decir:
Discúlpame, no pude cumplir con lo que te prometí. ¿Qué tal si nos vemos mañana para un café?”
Si la persona acepta, perfecto.
Si no, también.
Los que cumplen con su palabra son actores en el juego de la vida. Al cumplir con nuestra palabra y rodearnos de gente que cumple con su palabra, comenzamos a vivir en un mundo donde las personas dicen lo que van a hacer y hacen lo que dicen.
∞ Rob McBride ∞
LL III 10