He aprendido que este momento es como es, y es como debe ser. Con todos sus defectos y detrimentos, es el único instante que tenemos seguro. Lo que pasó ayer y lo que pasará mañana nunca puede compararse en cuanto a intensidad con este preciso instante.
Podemos caer en la angustia de agonizarnos por aquello que no tenemos y que no nos gusta o alegrarnos por lo que sí tenemos y lo que sí nos gusta. Podemos estar agradecidos por cada respiración que tomamos, cada sonido que escuchamos, cada color que vemos, cada olor que percibimos, cada cariño que recibimos y cada sonrisa que compartimos.
La vida se vive en este instante, ¡aquí y ahora! Frecuentemente pasamos demasiado tiempo lamentando lo que pudo haber sido o añorando lo que podría ser. Lo que tenemos en este instante es lo que es y es como tiene que ser.
Me da mucho orgullo publicar este Lunar Letter que es el #50 en un camino que comenzó hace cuatro años y que siento que aún tiene mucho por recorrer. Cincuenta lunas llenas que han marcado la pauta para crear y publicar un nuevo mensaje.
Algunos de ustedes han estado conmigo desde el comienzo y muchos más se han ido agregando en el trayecto. He aprendido mucho durante estos años y he tenido el placer de compartir con ustedes en una multitud de maneras. He aprendido de aquellos que he conocido en un avión, de otros que viven al otro lado del mundo y de los que han participado en mis conferencias, seminarios y talleres. Hoy mi editor me dijo, “Todos somos maestros y todos somos discípulos.” Estoy convencido que esto es cierto y doy gracias por haber compartido con todos.
He aprendido que por más que aprendo, siempre hay algo más que aprender. Como dijo Sócrates, “Sólo se que no se nada.” Cuando pensamos en la multitud de conocimientos y experiencias que van más allá de nuestra comprensión, vemos que tan amplio es el conocimiento. Lo maravilloso de este mundo es que podemos aprender sobre cualquier tópico iniciando una búsqueda en el Internet, al escribir un par de palabras en una computadora.
Aunque vivamos en una era donde nos podemos comunicar con cualquier persona en cualquier parte del mundo, paradójicamente esta misma cercanía nos ha alejado de nuestra capacidad de reír, compartir y disfrutar de momentos mágicos que surgen del cotidiano y no del extraordinario.
Finalmente, he aprendido que tenemos la habilidad y el poder de disfrutar de cada minuto sabiendo que este es el momento más intenso de nuestras vidas y que se va en un instante.
¡ Es el Rebote lo que nos Lleva al Tope !
∞ Rob McBride ∞
LL I 50