Todos tenemos un don especial que nos permite ser más productivos y felices. Encontrar este don no siempre es fácil y para muchos podría tomar toda la vida. Aún así, vale la pena encaminarnos hacia este don porque cuando lo encontramos, logramos ser más útiles para los demás y para nosotros mismos.
Mi libro Un Don Especial examina este fenómeno y a través de los ojos de su protagonista plantea una manera de enfocar y encontrar nuestro propio don especial. Uno de los personajes del libro se llama “Pacheco.” El cuento de Pacheco se trata de un vigilante que pierde su trabajo y como resultado se ve obligado evaluar lo que hace y cómo lo hace. Esta revisión lo dirige a su propio don especial.
Cuando estaba casi listo para publicar el libro hablaba con el vigilante de mi edificio. Le pregunté, “¿Cómo se llama usted?” Me contestó con una sonrisa, “¡Pacheco, como el vigilante de la televisión!” Los dos nos reímos y como resultado del encuentro, hemos formado una amistad y cambié el nombre de personaje en el libro de Pedro a Pacheco.
Aunque el Pacheco de mi libro tiene que cambiar su oficio para encontrar su don especial, ¡no siempre es así! De hecho el Pacheco que yo conozco hace su trabajo extraordinariamente bien y percibo que si no ha encontrado su propio don especial, ya está en el camino. Además es el camino hacia nuestro destino lo más importante. Como dice Facundo Cabral, “El trayecto suele ser más emocionante que la llegada si es que se puede llegar a una parte.” Pacheco revela a través de sus acciones y su actitud que es así. El otro día le pregunté, “¿Cómo le va, que está haciendo?” Me contestó, “¡Pachequeando por ahí!”
Él siempre está pendiente de lo que acontece, sin pasar el límite de invadir la privacidad de las personas. ¿Cuántas personas hay en el mundo que hace su trabajo simplemente para cobrar el quince y el último? ¡Son millones de personas! Lo peor es que la actitud negativa de estas personas hacia su trabajo y los demás es evidente.
Todos conocemos personas que aman la vida y que hacen su trabajo bien, como también otras que se obstinan con la vida y hacen su trabajo bien mal. Entonces, ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué podemos hacer para ser alguien especial en un millón, en vez de otro del montón?
Podemos buscar este algo que nos apasiona. Este algo que prende un fuego en nuestro interior y que nos da impulso para levantarnos todos los días con energía para enfrentar las dificultades que sin duda vendrán. La vida no es un problema a ser resuelto sino un desafío a ser enfrentado.
Cuando reflexionamos, los acontecimientos sobre los cuales tenemos más orgullo son aquellos que al principio parecieron ser obstáculos sin solución. Cuando logramos superarlos a través de la tenacidad y la perseverancia los convertimos en los cuentos de la vida que representan la base de nuestra existencia.
No es lo que hacemos sino cómo lo hacemos lo más importante. Para encontrar nuestro propio don especial, no es necesario cambiar de trabajo o hacer algo completamente nuevo. Lo mejor es encontrar la manera de implementar nuestro propio don especial en lo que estamos haciendo actualmente. Es imprescindible para cualquier organización contar con personas valiosas y productivas para lograr sus objetivos. Depende de nosotros si escogemos ser parte del problema o parte de la solución.
Veamos el mundo con la curiosidad de un niño y busquemos nuestro propio don especial. Esto nos permitirá disfrutar plenamente de este viaje maravilloso que llamamos vida. Así lograremos vivir una vida intensa que nos dirige a disfrutar cada momento porque al final se va en un instante.
∞ Rob McBride ∞
LL II 10