Aunque soy un fiel creyente en vivir en el aquí y el ahora, hay situaciones cuando vale la pena viajar con nuestra mente a otro momento. Nuestra mente es una máquina maravillosa que nos permite volar a otra realidad en un instante. Tenemos una “biblioteca” de recuerdos al que podemos acudir para crear otras emociones cuando sea conveniente.
En un momento u otro todos tendremos que enfrentar situaciones difíciles y desagradables. Tal vez uno de los acontecimientos más dolorosos de manejar sería la enfermedad terminal de un ser querido.
¿Qué decimos?
¿Qué podemos hacer?
En estas circunstancias lo más probable es que ya sepamos el diagnóstico y lo que vendrá después. Lo más natural es preguntar:
¿Cómo comenzó todo esto?
¿Qué sentiste?
¿Qué hiciste?
Son preguntas naturales y si bien podrían satisfacer nuestra curiosidad, no es un camino que conlleva a un diálogo positivo, ni retributivo para el paciente.
¿Qué valor tiene para el paciente reiterar la enfermedad y circunstancias que perjudican su vida?
En la mayoría de los casos, ¡absolutamente nada! Otra manera de manejar la situación es mirar atrás y revivir momentos más agradables y deseables. Por ejemplo, podemos preguntar, “¿Te acuerdas cuando tomamos ese viaje a la playa durante Semana Santa cuando estábamos en la universidad?” Ésta y cualquier otra pregunta que comienza con la frase, “¿Te Acuerdas Cuando…?” nos lleva a otro espacio en el tiempo. Nuestra mente comienza a recordar aquellos instantes bellos cuando compartimos momentos mágicos.
Se puede decir que, “¡Esto es simplemente obviando lo inevitable!” Es cierto. Ir al pasado es una manera de olvidar el presente. Mi respuesta sería, “¿Qué tiene de malo?”
No todo en este mundo es, “bello, bonito y barato.” Hay instantes que son desafiantes y desagradables. Durante estos momentos inevitables de la vida, es mejor volar y viajar a otro momento que nos permita sonreír y recordar lo bello que hemos vivido en vez de martillar lo que vendrá con seguridad.
Cuando tenemos que enfrentar una situación de muerte con un ser querido podemos tomar uno de dos caminos. Uno es entrar en una conversación filosófica de lo que viene y la otra es entrar en un cuadro de recuerdo. Mientras que todo tiene su momento y es necesario enfrentar lo inevitable, en otras circunstancias podemos servir de apoyo y ayuda creando imágenes de lo lindo que ha sido su viaje espectacular que llamamos vida en vez de fomentar la angustia de lo que va a acontecer.
∞ Rob McBride ∞
LL II 30