Hay un momento para todo y todo tiene su momento…
Recientemente reflexionaba sobre los acontecimientos de la vida. Me dí cuenta que normalmente los calificamos como “buenos” o “malos,” “correctos” o “incorrectos.” Mientras analizaba el significado de cada uno, concluí que no hay ni buenos ni malos; correctos ni incorrectos sino una gran gama de tonalidades grises.
Dependiendo de las circunstancias lo que es “bueno” puede ser “malo,” y lo que es “malo” puede ser bueno. En otros momentos lo que es “correcto” puede ser “incorrecto” y lo que es “incorrecto” puede ser “correcto.”
Con frecuencia exclamamos, “¡No quiero que esto ocurra!” No concuerdo con esta angustia porque hay un momento para todo y todo tiene su momento. En base a esta idea comencé a escribir juegos de palabras que fluían de mi mente a mis dedos.
Tiempo para trabajar,
tiempo para jugar…
Tiempo para retar,
tiempo para aceptar…
Tiempo para vivir,
tiempo para morir…
Tiempo para confiar,
tiempo para dudar…
Tiempo para estar solo,
tiempo para compartir…
Tiempo para celebrar,
tiempo para felicitar…
Tiempo para reír,
tiempo para llorar…
Tiempo para yin,
tiempo para yang…
Tiempo para avanzar,
tiempo para permanecer…
Tiempo para hablar,
tiempo para escuchar…
Tiempo para volar,
tiempo para arrastrar…
Tiempo para ser,
tiempo para no ser…
Tiempo para comer,
tiempo para digerir…
Tiempo para agitar,
tiempo para calmar…
Tiempo para crear,
tiempo para destruir…
Tiempo para enseñar,
tiempo para aprender…
Tiempo para dar,
tiempo para recibir…
Tiempo para mí,
tiempo para ti…
Tiempo para simplificar,
tiempo para complicar…
Tiempo para soñar,
tiempo para actuar…
Tiempo para proyectar,
tiempo para reflejar…
Tiempo para ganar,
tiempo para perder…
Tiempo para triunfar,
tiempo para fracasar…
Tiempo para escribir,
tiempo para leer…
Tiempo para nutrir,
tiempo para ser nutrido…
Tiempo para ser extrovertido,
tiempo para ser introvertido…
Tiempo para fluir,
tiempo para cambiar…
Compartí la idea en mi blog y una amiga me dijo, “Rob, ¡este es parecido a lo que dice en La Biblia!” Lo que pensé que había creado tan espléndidamente ¡había sido expresado elocuentemente hacía miles de años.
Hice una búsqueda en el Internet de la frase:
“Tiempo para vivir, tiempo para morir.”
Encontré el libro de Ecclesiastes 3: 1-8
Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
Un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
Un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
Un tiempo para matar y un tiempo para curar,
Un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
Un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
Un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
Un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,
Un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;
Un tiempo para buscar y un tiempo para perder,
Un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
Un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
Un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
Un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
Un tiempo de guerra y un tiempo de paz.
¡Las palabras se salieron de la pantalla mientras las leía! Tomé La Biblia y leí el libro completo de Ecclesiastes. Las siguientes palabras se grabaron en mi mente mientras bailaban frente a mis ojos. Ecclesiastes 1: 9-10
Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol!
Si hay algo de lo que dicen: “Mira, esto sí que es algo nuevo”, en realidad, eso mismo ya existió muchísimo antes que nosotros.
Mientras leía, me enfrenté con una verdad antigua, probada y evidente. El conocimiento es universal. Las ideas que vienen de otros y de mí son simplemente ideas del universo que fluyen a través de nosotros.
Puedes estar preguntando, “¿Cuál es la relevancia de todo esto para mi vida y por qué es importante?”
Mientras escribía las frases de “Un Momento para Todo,” me di cuenta que estas analogías son infinitas. Podemos tomar cualquier emoción, pensamiento o acontecimiento y al colocarlo junto a su opuesto, encontramos que hay Un Momento para Todo.
La próxima vez que estés pasando por un momento difícil recuerda que ese es el instante preciso para esa emoción, pensamiento o acontecimiento. Está sucediendo justo cuando tiene que ser. La pregunta que debemos postular es, “¿Qué puedo aprender de este momento?” en vez de, “¿Por qué tengo que pasar por este momento?” Ya sea “bueno” o “malo,” “correcto” o ¿incorrecto,” hay un momento para todo y todo tiene su momento.
∞ Rob McBride ∞
LL II 22