Mi Don por Reina Medina Alvarez
Haz click en el vínculo arriba para ver un cuento escrito por Reina Medina Álvarez. Es escrito de punto de vista del su libro UN DON ESPECIAL cuando perdió a su dueña Reina…
En particular esta parte me llamó mucho la atención:
“Mi padre y yo nos dimos cuenta de que la vida es ilimitada y que en ella hay tantas posibilidades como estrellas hay en el cielo. Nos dedicamos entonces a acercarnos, no sólo a los adultos, sino también a los niños y en ese acercamiento han ido ocurriendo muchas cosas interesantes en mi vida.
“Hemos visitado algunos colegios, los colegios son lugares increíbles, en ellos hay niños y adultos que son como niños… Mi nuevo aprendizaje: los adultos pueden albergar un niño en su corazón, es más, creo que todo adulto tiene uno, sólo que estos que están en los colegios lo mantienen despierto, alerta, vivo, tal vez por esa interacción diaria con otros niños. Estos adultos que parecen niños se llaman “maestros”. Los maestros son personas con fuego en el corazón, ese fuego les permite involucrar en los niños, a
quienes llaman alumnos o estudiantes, lo más significativo de sus potencialidades: mente, corazón, voluntad y fe.
“Hace unos meses visité un colegio, conocí muchos niños maravillosos, maestras especiales y representantes excelentes, pero entre todos ellos, hice amistad con una maestra, al principio tardamos un poco en cruzar palabras, tal vez porque había mucha gente, pero cuando nos comunicamos, ocurrió algo especial, parecía que nos hubiésemos conocido de toda la vida, nos comprendimos tan bien que inmediatamente nos hicimos especialmente amigos. Ella era amable y divertida. Yo le hablaba de tantas aventuras y ella las disfrutaba, imaginaba y sentía como si le pertenecían. Realmente ella me amaba con devoción. Estaba muy seguro de eso porque durante el día acariciaba mi cuerpo, me hacía preguntas cautivadoras y hasta se preocupaba por hacerme más atractivo para ella. Por las noches me llevaba a su lado para dialogar y así conocernos más, hablábamos hasta quedarnos dormidos, soñando el uno con el otro…”