El deseo nos inspira a establecer metas y objetivos. Cuando creemos que nuestros deseos son alcanzables, creamos el poder para lograrlos.
Las decisiones que tomamos hoy determinan nuestro destino mañana. Estas decisiones son el resultado de nuestros deseos y nuestros objetivos. Sin una dirección fija, somos un velero en la alta mar sin timón. Llegaremos a un destino aunque no necesariamente al que queremos.
Para tomar control de nuestro destino es imprescindible tener una idea concreta sobre nuestro objetivo. Cuando este objetivo se convierte en una pasión ardiente, nos impulsa a tomar una acción que nos lanza en la dirección deseada.
Las limitaciones en la vida son medidas por los deseos. Es imposible llegar más allá de lo que podemos desear y soñar. Nuestra dirección se define por nuestra aspiración. El temor de desear demasiado por el miedo de fracasar en el intento es natural. Sin embargo, es mejor intentar y fracasar que nunca haber intentado.
El fracaso es solamente un desvío temporal en el camino de la vida. Es una piedra que estorba momentáneamente y que eventualmente llega a ser una memoria distante.
La visualización es una herramienta poderosa que da sustancia a nuestros deseos y sueños. La visualización nos lleva a lo desconocido y a lo conocido. Es posible imaginar lo que hemos querido y nunca logrado como también lo que ya conocemos. La mente tiene el poder de crear y producir imágenes increíbles. Imágenes claras facilitan la formulación de un plan de acción.
La clave para utilizar positivamente el deseo, la imaginación y la visualización es aterrizar después del vuelo y crear un plan de acción contundente que nos permite acercarnos al destino que deseamos.
Mantener una excelente actitud genera deseos claros y concisos. Tener objetivos concretos crea una razón contundente para vivir. Cuando nuestros deseos se disipan, es el momento apropiado de pensar en cómo vamos a salir de esta realidad que llamamos vida a otra realidad que aún es desconocida.
Desear algo con todo el corazón es la mejor forma de mantenernos jóvenes de espíritu y cuerpo. Mientras estamos encaminados hacia un objetivo, no tenemos tiempo de reflexionar sobre lo que hubiese podido ser. Lo que pasó ayer es un sueño, lo que vendrá mañana una promesa y lo que tenemos hoy es una certeza. Este instante es el momento más intenso de nuestra vida. Los deseos y los sueños que creamos hoy nos darán una razón para levantarnos mañana, para vivir y abrazar otro día.
El pesimista dice que los sueños son promesas vacías mientras que el optimista dice que los sueños son promesas aún no cumplidas. El deseo nos permite ascender a las estrellas en vez de estrellarnos contra las piedras. Los deseos y los sueños son las semillas del éxito que sembramos hoy que crecen altas e íntegras para ser cosechadas mañana.
@RobMcBride